Aunque tanto el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, como el nuevo secretario de Energía, José Antonio Meade, defienden el retraso en la construcción de la refinería de Tula, Hidalgo, con el argumento de que primero tenían que realizarse los planes de ingeniería y el diseño, la realidad es que la refinería de Hidalgo sí lleva un gran rezago, ya que ni siquiera han iniciado la construcción de la barda, y el gobierno hidalguense incurrió en una elevada deuda para la compra de los terrenos que hoy están sin utilizar y, lo más grave, tampoco se han creado los empleos directos e indirectos que generaría tanto la construcción como la operación de la refinería.
Hay que recordar que uno de los problemas que generó la salida de Jesús Reyes Heroles como director de Pemex, fue precisamente el desgaste político en el que incurrió tras el beauty contest que organizó para seleccionar la sede de la nueva refinería, que tiene el objetivo de disminuir la importación de gasolina e hidrocarburos, pero que, según varios analistas, su construcción implicará un costo demasiado elevado, por lo que no será rentable en el corto plazo.
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