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Teléfono rojo

Si Manuel Añorve anda en problemas, a Ángel Aguirre no le va mejor en Guerrero. El primero, con respaldo priísta, verde y panalista, trae una campaña hacia la gubernatura de poco crecimiento en la intención del voto. El segundo, repentino converso al perredismo tras perseguirlo como gobernador, no sabe qué hacer con la principal figura de la izquierda. Oficialmente le han dado una salida diplomática. Andrés López condicionó su participación en la campaña de Aguirre a la condena abierta del candidato del PRD, PT y Convergencia a la presa la Parata, con la cual se abastecería casi por siempre de agua a Acapulco y de energía eléctrica a buena parte del país. Aguirre, temeroso de perder votos, promete sujetarse a la decisión de ejidatarios y comuneros. De esa manera quieren dar salida política a un asunto en manos de la justicia. Como en muchos lados del sur, en Guerrero la izquierda y los líderes venales manipulan a las poblaciones para llevar agua a su molino de facción y se han amparado en contra de esa obra de la Comisión Federal Electricidad. En esos términos, tiene poco valor si un candidato a gobernador está a favor o en contra.

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