El enfoque tecnológico de China supone un férreo control sobre las herramientas digitales, las cuales van desde los videojuegos, pasando por las criptomonedas, hasta asuntos como la Inteligencia Artificial, en la cual quiere incidir a partir de directrices éticas nacionales, donde se detalla cómo se deben desarrollar los proyectos públicos y privados relacionados con esta tecnología.
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