El nombre de Leonardo da Vinci está indiscutiblemente ligado al arte. Como pintor representante del renacimiento italiano sus obras tienen un lugar asegurado en la posteridad, a un nivel que pocos creadores llegan a alcanzar. “La Gioconda”, “La última cena”, su famoso estudio sobre las proporciones del cuerpo y otros de sus retratos forman parte del imaginario colectivo como clásicos del trazo y el pincel. Pero Da Vinci fue más que pintor, al ser una encarnación del ser humano renacentista. Polifacético, en todas las disciplinas en que se desempeñó fue talentoso: escritor, científico, botánico, músico e inventor.
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