Los sistemas operativos y los programas de hoy en día son proyectos realmente complejos. El más pequeño fallo o despiste en una de las cientos de librerías puede hacer que nuestro programa ponga en peligro a los usuarios. Todos los lenguajes de programación son, por defecto, seguros. Si los usamos bien, no tienen por qué poner en peligro a los usuarios. Aunque, ahora bien, hay lenguajes mucho más propensos a fallos (por despistes, complejidad o falta de medidas de seguridad) que pueden dar lugar a vulnerabilidades de todo tipo.
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