Científicos de las universidades de San Francisco, de Boston y de Harvard desarrollan una prueba que puede detectar en niños de hasta tres meses patrones de ondas cerebrales asociados con el desarrollo posterior del autismo.
Mediante pruebas de electroencefalografía, este método constituye la primera prueba para detectar el Trastorno de Espectro Autista (TEA) en etapa muy temprana, lo que ayudaría al desarrollo de terapias para limitar los efectos adversos de esa afección neurológica.
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