Los «ojos cibernéticos» más avanzados del planeta están en China, donde miles de cámaras de vigilancia, equipadas con la última tecnología de reconocimiento facial, controlan la seguridad con un sistema admirado en el mundo, pero que las ONG ven como un intento sofisticado de controlar a la población.
«La tecnología es la gran oportunidad del Gobierno chino» para «controlar a la población» y «disfrazarlo» de progreso ante el resto del planeta, afirma la investigadora de Human Rights Watch (HRW), Maya Wang.
En los últimos años, China se ha convertido en la primera potencia mundial en Inteligencia Artificial (IA) y es el país pionero en el desarrollo de la tecnología de reconocimiento facial, un hecho que se aprecia en cada semáforo y farola y también en los titulares de periódicos, nacionales e internacionales, financieros y de sucesos.
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