Los “ransomwares”, unos programas que encriptan los datos informáticos y obligan a sus usuarios a pagar una suma de dinero para poder recuperar su uso, fueron la amenaza más comentada del año.
“El modelo económico de esos ataques es eficaz. Los cibercriminales intentarán probablemente apuntar a determinadas empresas para obtener unos rescates menos numerosos, pero más elevados”, vaticina Päivi Tynninen, investigadora en la empresa finlandesa F-Secure.
De hecho, algunas compañías adquieren bitcoines para pagar posibles rescates, asegura Paul Taylor, experto en ciberseguridad en la consultora KPMG.
Los objetos conectados son otro motivo de preocupación, ya que los dispositivos “inteligentes” comunican cada vez más entre ellos.
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