Mientras daba un discurso en Washington, DC, el mes pasado, el jefe de la Comisión Federal de Comunicaciones de EU, Ajit Pai, instó a su audiencia a pensar en una pregunta apremiante: «¿Son las redes sociales un beneficio neto para la sociedad estadounidense? (…) Dado el papel cada vez más importante que desempeñan las redes sociales en nuestra vida cotidiana, esta es una cuestión que todos nosotros debemos enfrentar».
No hace mucho tiempo, cualquier debate sobre esto se habría centrado en las temidas cualidades adictivas y aislantes de servicios como Facebook. Pero en el último año, el mundo se enfrentó a un nuevo lado oscuro de las redes sociales: su capacidad de desgarrar la estructura misma de la sociedad.
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