La música se puede visualizar. Tal vez esta afirmación te resulte algo extraña, pero tiene (literalmente) mucho más sentido del que parece.
Las ondas sonoras ocupan un espacio que, aunque no lo veamos, podemos sentirlo y experimentarlo más allá de lo que nos permiten nuestros nervios acústicos.
Las melodías pueden llegar a envolverte y convertirse en una experiencia totalmente inmersiva mucho más allá del estéreo e incluso de los sistemas de sonido multicanal 5.1, que son los habituales de cualquier home cinema que se precie.
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