El candidato izquierdista a las presidenciales francesas Jean-Luc Mélenchon es capaz de «aparecer» en varios lugares al mismo tiempo, pero no es un dios.
Mientras se desplaza por el escenario de Dijon, la capital de la Borgoña francesa, para ofrecer su discurso, se sube también a las tarimas de Nancy, Grenoble, Montpellier, Clermont-Ferrand y hasta en Le Port, en la lejana isla Reunión, en el Océano Índico.
Pero Mélechon no se transporta en carne y hueso; lo hace de forma futurista con una proyección holográfica.
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