En un estudio publicado en Emotion, las psicólogas Myriam Bechtoldt y Vanessa Schneider de la Escuela de Finanzas y Gestión de Frankfurt en Alemania, hicieron a 166 estudiantes universitarios una serie de preguntas para medir su inteligencia emocional. Por ejemplo, mostraron a los estudiantes fotografías de rostros de personas y se les preguntaron hasta qué punto se expresaban sentimientos como felicidad o disgusto. También los sometieron a pláticas con jueces donde se les ponía bajo una situación de estrés. Científicos midieron concentraciones de la hormona del estrés cortisol en la saliva de los estudiantes antes y después de la charla.
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