Si hay algo que la historia nos ha enseñado es que la tecnología falla si al usarla te ves ridículo.
No me refiero a un poco tonto, como cuando esquías con Nintendo Wii, o un poco loco, como cuando vas por ahí con las gafas de Snapchat. Estoy hablando del tipo de tecnología que cuando ves a alguien usándola no piensas «¡Uau!» o «¡Qué futurista!».
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