Usualmente percibimos el mundo desde una perspectiva única, con una distorsión del yo que en ocasiones dista de cómo nos perciben los demás. La forma de cómo nos miramos en relación a los otros es un constante tira y afloja entre dos fuerzas opuestas.
En un extremo del espectro hay algo llamado superioridad ilusoria – un peculiaridad psicológica en la que tendemos a asumir que somos mejores que el promedio. Y en el otro lado del espectro está la proyección social, o la asunción de que los demás comparten tus habilidad y creencias.
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