Pasa el tiempo y el artista estadounidense Bob Dylan no se pronuncia sobre su reciente designación como premio Nobel de Literatura. La razón se desconoce, pero es amplia la posibilidad de que no acuda a recibirlo, lo que implicará un desaire para la Academia Sueca, pero también para todos aquellos que consideran a este premio como el más alto galardón al que literatos, científicos, políticos y líderes humanitarios pueden aspirar.
El silencio de Dylan pone a pensar en las tres personalidades que han rechazado la distinción y a hurgar en los motivos que los hicieron tomar tan tajante decisión:
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