A pesar de todos los esfuerzos que ponemos en engañar a la edad, envejecer también tiene sus beneficios. Algunos son pequeños placeres, como los descuentos y la libertad de actuar como quieras en público. Alguno son más significativos: por ejemplo, un estudio sugiere que después de los 50 años nos volvemos más felices en general, llegando al máximo de la felicidad a los 85 años. Y claro, la vejez siempre ha sido ligada a la sabiduría.
Pero una nueva investigación sugiere que podríamos habernos equivocado respecto a lo que es sabiduría – ya que no necesariamente es un estado a largo plazo, o un rasgo que obtenemos con el paso de los años, sino un efímero estado mental que viene y va.
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