Si le pidieras a un niño de ocho años de edad que diseñara un avión de combate, el resultado final podría parecerse al F-104 de Lockheed.
Se parece menos a un avión y más a un cohete con algunos detalles añadidos de último momento. Su largo y delgado fuselaje -con una pequeña cabina detrás de su nariz puntiaguda y alas rechonchas y cortas a ambos lados- hace que parezca de tecnología de avanzada aún hoy en día; uno sólo puede imaginar lo revolucionario que parecía cuando se dio a conocer en la década de 1950.
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