Los vídeos tienen huellas dactilares. Cada compilación de imágenes y sonido tiene una identidad, una marca que perdura ante modificaciones y copias. En esa premisa se basa el funcionamiento de Content ID, la tecnología desarrollada por YouTube, que se utiliza para detectar vídeos sin derechos de autor.
La plataforma de vídeos rastrea audios, imágenes y melodías, y compara las posibles copias con el original. La efectividad es casi del 100% gracias a este carnet de identidad, da igual que hayan sido girados, recortados, oscurecidos o cambiados de color. El objetivo: combatir el robo de derechos para satisfacer a la gran industria musical y cinematográfica sin perjudicar hasta perder a los millones de usuarios creadores de un contenido que, en muchas ocasiones, no les pertenece.
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