Patrick O’Neill apostó su casa a que la gente querría subir fotos de mejor calidad a las redes sociales.
El fotógrafo estadounidense aficionado de 50 años había estado inventando aparatos de computación por años cuando se le ocurrió la idea de una lente de fotografía que se pudiera ajustar a un teléfono inteligente.
O’Neill había notado cómo la gente competía cada vez más por tener las mejores fotos en Facebook e Instagram, y supuso que los fanáticos de la fotografía apreciarían una herramienta que hiciera que sus fotos se vieran mejor.
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