Era una de las start-up tecnológicas británicas más brillantes, alabada por el primer ministro David Cameron, y uno de los escasos «unicornios» británicos, como se conoce a las empresas valoradas en más de US$1.000 millones antes de flotar en el mercado de valores.
Su dinámico fundador, Dan Wagner, dijo en 2015 que su negocio valía US$2.700 millones y que había firmado un acuerdo con China de potencial «ilimitado».
Pero en febrero de este año Powa Technologies colapsó pasando a ser administrada externamente, y quedó claro rápidamente que la empresa se parecía más a un asno viejo que a un unicornio.
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