Hace algunas generaciones, los jóvenes ansiaban por tener su primer auto y poder manejarlo al cumplir 18 años. El rugido del motor, el olor a nuevo en las vestiduras, eran sinónimo de una cierta madurez adolescente. Ahora, la tecnología ha puesto tantos servicios en la palma de la mano, que el auto ya no significa lo mismo para un joven.
Tendencias como la movilidad compartida y la sustentabilidad ambiental, han hecho que el mundo del motor pase a segundo plano para los millennials. Pero, si bien el automovilismo ya no “es como antes”, este recuperará su relevancia al cambiar el motor de combustión por uno eléctrico.
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