Soy un idiota. Un tirano vengativo. Ignorante y viejo. Además, insensible. Ha habido lágrimas, palabrotas y, en varias ocasiones, he sido víctima de amenazas de violencia.
Y todo porque estoy usando la tecnología para limitar la cantidad de tiempo que mis dos hijos de 12 años pasan en la internet o jugando en la computadora.
Configuré los controles parentales en las computadoras de la casa para que las máquinas dejen de funcionar a horas específicas.
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