Su interior está en un 80% vacío, algo así como una esponja. Por su baja densidad, podría flotar en el mar como un iceberg, pese a que se trata de un cuerpo de cuatro kilómetros de largo, que pesa cerca de 10 mil millones de toneladas. Hielo, sí, pero menos de lo que se pensaba. Al final, es cuatro veces más polvo.
Estos datos arman una escueta descripción del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, que el pasado 12 de noviembre fue alcanzado por primera vez por el módulo terrestre Philae, que tras un accidentado descenso desde la sonda Rosetta logró, en algo más de 60 horas, enviar millones de datos a la Tierra para ser analizados, antes de que su batería se quedara sin carga.
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