Las ardillas de tierra ártica estarían jugando un papel mayor al que se pensaba en el cambio climático, ya que al cavar sus madrigueras en el permafrost aceleran la liberación de gases causantes de efecto invernadero, sugieren científicos.
Investigadores estadounidenses afirman que el impacto de la vida silvestre en esa región ha sido subestimado, ya que el permafrost, suelo permanentemente congelado bajo la primera capa de tierra, es un almacén enorme de carbono congelado.
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