La idea de crear objetos en tercera dimensión a partir de una impresora comienza a ser cada vez más común y real en el mercado. En el número uno de la calle Market en San Francisco, California, un grupo de 18 ingenieros se prepara para lanzar al mercado la pieza que faltaba para materializar la siguiente revolución industrial: la impresión 4D.
La impresión en tres dimensiones puede reducir costos de manufactura, al crear objetos o piezas industriales funcionales a partir de bocetos digital.
En contraste, la impresión en 4D se centra en el diseño del material que conforma el objeto, es decir, se trata de crear materiales inteligentes, programables que reaccionan ante estímulos naturales, como agua, calor o movimiento, lo que hace que funcionen de forma más eficiente por sí mismos al contacto con el mundo.
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