Investigadores mexicanos y chinos colaboraron para secuenciar el genoma del chile, lo cual permitirá mejor el cultivo y uso culinario de esta planta, pero también “abre un panorama amplio y positivo para usar el chile no sólo como alimento, sino también en la parte industrial y farmacéutica”, dijo Rafael Rivera-Bustamante, del departamento de Ingeniería Genética del Cinvestav Irapuato.
Rivera Bustamante explicó que el compuesto químico capsaicina, además de hacer picantes a los chiles, se puede aprovechar como analgésico y antioxidante. Y aunque “México tiene poca industria, incluyendo la farmacéutica, que hace investigación, con el chile tenemos muchas ventajas para poder establecer colaboraciones, porque es un producto de cultivo mexicano y tenemos mucha variabilidad”, dijo.
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