En lo que respecta a las aerolíneas comerciales, peso es dinero. Mientras más kilos tenga el avión, más combustible consume para mantenerse en el aire. Y mientras más gasolina requiere, más costoso es.
La necesidad de incrementar la eficiencia en la utilización del combustible y mejorar el desempeño aerodinámico de nuevos aviones está llevando a los diseñadores a buscar alternativas diferentes del uso de aluminio en el armazón de la aeronave.
En vez de emplear ese metal, la última generación de aviones, como el Dreamliner 787 de Boeing y el Airbus A350, utilizan en su composición livianas fibras de carbono, que son tejidos de ese químico recubiertos de plástico.
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