El chaval comenzó arreglando ordenadores en su pueblo, Membrilla, y ahora se doctora en Inteligencia Artificial en Stanford. Entre las dos circunstancias solo hay cinco años de tiempo y el autor de la proeza tiene 17.
Andrés Contreras Guillén (Ciudad Real, 1995) contó siempre con el apoyo de sus padres, profesores, primero como vendedores de la tienda de reparaciones. Después, cuando decidió que no aguantaba más en clase y decidió emanciparse jurídicamente. “Siempre me aburrí en clase. Dejé la Secundaria y entré en Formación Profesional”. Tras terminar, por libre, el ciclo de microsistemas informático y otro en Administración de Empresas.
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