Desarrollar un proyecto digital –startup– en un hackatón tradicional, con Internet de banda ancha, comida ilimitada y computadoras poderosas ya es complejo.
Si esto sucede en un autobús con 30 personas, que recorre el país a 95 kilómetros por hora con destino final en otro país, y que puede hacer paradas en medio de la nada, parecería excéntrico. Para los emprendedores, es una simulación del mundo real.
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