El apogeo de las redes sociales ha convertido Internet en un papel en blanco donde todos escriben sus conocimientos, vivencias o experiencias personales sin advertir la repercusión de sus propios usos gramaticales, capaces de transformar un lenguaje o de distorsionar una reputación.
Los especialistas en lenguaje y tecnología de la información han detectado que el contenido, interesante o no, está venciendo a la forma, y por ello advierten de la necesidad de conservar la corrección de un idioma, incluso en su adaptación a los nuevos medios de comunicación.
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