Un nuevo estudio del Departamento de Salud de Nueva York, el más extenso que se ha hecho tras el 11-S, asegura que no se han encontrado vínculos claros entre el cáncer y los polvos nocivos a los que estuvieron expuestos los trabajadores que acudieron a la «zona cero» y los residentes del sur de la isla.
El informe The World Trade Center Health Registry, que sale publicado en la revista médica Journal of the American Medical Association (JAMA), examina los casos de 55 mil 700 personas, entre trabajadores de los servicios de emergencia, el personal que participó en las tareas de limpieza y reconstrucción, así como estudiantes, empleados y residentes del sur de la ciudad.
Leer nota completa en: El Universal