Estás en la Universidad y debes entregar el ensayo sobre algún libro. Son las ocho de la noche, te habla tu mejor amigo y compañero de clase: se le olvidó sacar el libro de la biblioteca y a esa hora ya cerraron las librerías. Tú le ofreces “escanear” las páginas que necesita y enviárselas por correo electrónico para salvar la calificación.
Aunque tu intención es buena, las autoridades lo ven como una violación a la propiedad intelectual por copiar una obra sin permiso expreso del autor. Y lo mismo aplicaría si le compartes una canción en MP3 o una película a tu novio, novia o amigos a través de Internet.
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