Reconocida como la gran factoría del mundo, China, un país que crece imparable, a tasas del 9 por ciento anual, quiere ahora destacarse como un centro de alta tecnología.
Dos zonas principales lideran esta transformación: la ciudad de Shenzhen y el área de Pudong, ambas cerca a Shangai, que se han convertido en experimentos exitosos de la apertura que inició el gobernante Den Xiaoping, en la década del 70.