Cerca de 50 toneladas de residuos plásticos fueron transformados en un puente de cerca de 27 metros de largo capaz de soportar el paso de vehículos pesados.
El puente, en Peebleshire, Escocia, ofrece enormes ventajas según sus creadores: no se herrumbra, no requiere pintura o mantenimiento regular y es 100% reciclable.