Durante décadas, el Mar del Norte fue sinónimo de petróleo y gas, sosteniendo buena parte de la economía y el suministro energético europeo. Hoy, en plena transición hacia las renovables, ese mismo mar se perfila como escenario de un cambio de era: allí no se ha descubierto un yacimiento oculto, sino que se proyecta la producción de 45.000 toneladas anuales de hidrógeno verde.
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