China quiere dejar de ser la fábrica del planeta. De hecho, necesita dejar de serlo. La pugna que sostiene con EEUU por hacerse con la supremacía mundial requiere que el país de Xi Jinping se consolide como el mayor proveedor de servicios y productos de alto valor. Esta posición le permitiría competir con el país liderado por Donald Trump en igualdad de condiciones, algo impensable hace apenas una década. Pero China está en ello. Y va por buen camino.
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