Tos, secreción nasal, estornudos constantes y fiebre. Durante más de año y medio, nos hemos acostumbrado a que estos sean síntomas seguros de coronavirus. Sin embargo, un nuevo virus respiratorio ha alarmado este verano a los Centros de Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos, por sus repuntes inusuales en la temporada. Usualmente detectado en invierno, es una piedra más en la bolsa epidemiológica que nos ha hecho cargar el COVID-19.
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