A partir del Covid-19, las dinámicas sociales se transformaron. Las rutinas se quebraron. La incertidumbre reconstruyó esquemas familiares. Los espacios de trabajo ya no son los mismos. Todos estos cambios radicales han impactado en los esquemas de sueño de las personas, inhibiendo su capacidad natural para descansar. Así es la coronasomnia.
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