Uno de los pocos aspectos gratificantes de esta crisis está siendo encontrar interés y lenguaje científico en toda clase de ambientes, algunos inesperados.
Cuando escuché hace un par de días a una camarera hablarle de su PCR a un cliente mientras le servía un café con churros, pensé que algo había cambiado en nuestra sociedad, quizá para siempre.
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