Los ataques cibernéticos pueden transformarse en una guerra devastadora.
Para saber cuál sería el alcance de una ofensiva de este tipo solo hay que pensar en los hospitales, las finanzas o los sistemas energéticos.
El control de estas infraestructuras descansa en programas y conexiones online.
Con el objetivo de prevenir los estragos de un enfrentamiento en las redes informáticas, Estados Unidos y Taiwán llevan a cabo estos días una prueba conjunta sin precedentes entre estos dos países.
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