El arma secreta que necesitamos para acabar con la temida resistencia a los antibióticos podría estar escondida en nuestra esponja de cocina. En estos utensilios habitan todo tipo de bacterias y microorganismos, conformando un pequeño pero completo ecosistema donde incluso hay depredadores: los bacteriófagos o fagos (virus que infectan exclusivamente a las bacterias).
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