Cuando Charl de Beer regresó a vivir en su Sudáfrica natal puso en marcha una compañía que ofrecía alquilar ropa de cama recién lavada a los 18.000 locales que ofrecen hospedaje a través de Airbnb en Ciudad del Cabo.
Pero, poco después, la ciudad comenzó a sufrir graves problemas de escasez de agua que ponían en riesgo su negocio: sus costos en consumo de ese líquido se cuadruplicaron en un año.
«Para un negocio, esto es catastrófico», señala.
Para su suerte, entonces se topó con una nueva tecnología que aparentemente podría reducir la cantidad de agua que se usa durante el lavado de las telas hasta en un 80%: el uso de esferas de polímero para sustituir el líquido.
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