La industria de las pilas es clave para nuestro planeta: tiene la capacidad de salvarlo… o de destruirlo.
Si logra lo primero, entonces las energías renovables -como la solar, la eólica o la geotérmica- se convertirán un día en nuestra principal fuente de suministro energético. Y para llegar a ese punto deberemos reducir sistemáticamente las emisiones de CO2, es decir, «descarbonizar» el mundo.
Una parte fundamental de esa «descarbonización» tiene que ver con el transporte. El «pero» está en que los autos eléctricos usan baterías de litio y eso plantea un problema porque el litio también es un recurso mineral que llegará a su fin.
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