La carrera mundial hacia el internet móvil superápido de quinta generación (5G) está entrando en una fase clave de desarrollo.
El problema es que nadie sabe realmente cuáles son las tecnologías que ayudarán a ofrecer mejor servicio. Pero ya hay empresas que proponen ideas revolucionarias.
Es el caso de la británica O2. En su sede de Slough (Inglaterra), la compañía de telecomunicaciones tiene una sala donde conectarse a internet de forma inalámbrica. Hasta aquí todo bastante usual.
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