En el mundo de las tecnologías digitales y la comunicación instantánea escribir rápido se ha convertido en una necesidad social.
Si no lo haces te arriesgas a colmar la paciencia de tu receptor, que probablemente suspire con ansia mientras observa los puntos suspensivos que le indican que (apenas) 5 minutos después de haber recibido su mensaje, (¿todavía?) sigues escribiendo la respuesta.
Es lo que se conoce como «tecnoestrés«, el estrés tecnológico que nos obliga a estar conectados en todo momento… y a ser capaces de teclear a toda velocidad.
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