Si algo podemos decir de Motorola como marca es que cumplió su promesa. Cuando la firma anunció la salida del Moto Z, el primer móvil del mundo con tecnología modular, la empresa no solo presentó algo diferente en el mercado al darle al equipo la capacidad de convertirse en algo más que un teléfono, una bocina portátil, un proyector o una cámara digital con un lente óptico.
Como muchas otras nuevas tecnologías, los módulos del Moto Z fueron criticados y señalados como una tendencia pasajera que sólo obligaría al consumidor a gastar y que eventualmente sería obsoleta. Sin embargo, con la salida de la tercera generación de la familia Moto Z, Motorola no solo no ha abandonado su idea de que los teléfonos deben ser modulares, sino que además ha incrementado la cantidad de módulos que puedes conectar al equipo, compatibles desde la primera generación.
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