Desde que nacen y por su situación de indefensión, los niños son cuidados y protegidos por sus familias. Se les enseña desde muy pequeños a no circular por la cocina cuando se preparan las comidas, a no comer comida que haya estado en el piso y a no hablar con extraños, entre otras cosas.
Sin embargo, llega un momento del crecimiento en el cual los padres no pueden estar presentes y al tanto de todo lo que sus hijos hacen las 24 horas del día, y el acceso a internet, los celulares y las redes sociales lo hacen todo aún más difícil.
Leer más en: VANGUARDIA.