Si trabajabas para Ford en 1914, es probable que la empresa contratara a un investigador privado para que te vigilara.
Él sabría si te detuviste a tomar un trago, o si te peleaste con tu pareja, o si hiciste algo que afectara tu desempeño al día siguiente. Y todo llegaría a oídos de tu jefe.
Este seguimiento se daba debido a que los trabajadores de esta automotriz ganaban un salario de US$5 por día, casi el doble de lo normal en esa época, y que hoy serían unos US$124.
Tenías que ser un ciudadano modelo para pertenecer a la empresa.
Este operativo tipo ‘Gran Hermano’ estuvo a cargo del Departamento de Sociología de Ford, un equipo de inspectores que llegaba sin previo aviso a las casas de los empleados.
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