La ley e incluso la ingeniería se van adaptando al ritmo de los avances tecnológicos. Llevábamos décadas soñando con coches eléctricos y, ahora que están con nosotros, comienzan a surgir algunos «pormenores», como el hecho de que no hacen ruido y pueden llegar a ser peligrosos para ciclistas y peatones.
Una conducción silenciosa podría sonar como una ventaja, pero el ruido que produce un motor de combustión sirve para alertar la presencia del vehículo a las personas de alrededor. Algunos fabricantes pensaron en ello y desde un principio incluyeron ruidos artificiales en sus vehículos al circular a baja velocidad; incluso algunos modelos híbridos lo hacen cuando van, por ejemplo, en reversa.
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