La estadounidense Qualcomm, con sede en San Diego, California, iba a ser comprada por Broadcom, con base en Singapur, en una operación valorada en US$117.000 millones de dólares.
Pero el presidente de Estados Unidos vetó la adquisición este lunes a través de un orden ejecutiva, alegando que tiene «pruebas convincentes» que muestran que ese acuerdo «amenaza con perjudicar la seguridad nacional».
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